Pastore, Di María y Messi, discutidos por algunos, guiaron la goleada de Argentina.
El Tata se aferró a la idea. No especuló con el riesgo que implica una instancia decisiva. Los mantuvo en la cancha pese a la falta de gol. Y ellos le respondieron.
Lo abrió Marcos Rojo, el que tantas veces había amagado, después de un tiro libre por izquierda de Messi. El propio Leo metió un pase bárbaro entre líneas para que Pastore definiera con un derechazo cruzado en el 2-0.
Esta vez el empuje de la Albirroja llegó antes. Lucas Barrios, otra vez él, aprovechó una mala salida del fondo y el anticipo de cabeza de Valdez para sacudir de zurda.
A los 2 del complemento se disiparon los nubarrones. Conducción de Pastore, pase a la izquierda y zurdazo de Di María. Cinco minutos después, encaró Messi haciendo chocar a dos rivales, tocó a la izquierda con Pastore, el Flaco probó, tapó Villar y Fideo metió el doblete.
La frase de Martino en la conferencia previa recobró fuerza: "Después del amistoso con Alemania dije que Di María es uno de los 5 mejores jugadores del mundo. Lo sostengo". El Tata sabía que algunos dudaban de él…
Agüero se enojó con Pastore cuando le robó un gol y un rato más tarde, el Kun cabeceó a la red el centro por izquierda de Di María. Para que la fiesta sea completa, Gonzalo Higuaín mostró todo su oportunismo para el 6-1 definitivo.
Argentina ganó, gustó y goleó. Se lució con el juego que pretende, porque no traicionó su estilo. Su mejor versión apareció en un momento clave.
Los escépticos de siempre dirán que sólo importa lo que pase el sábado en la final ante Chile en Santiago. Lo que está claro es que no deberían pedir que Pastore, Di María o Messi vayan al banco…
Nicolás Baier (ESPN.com)
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