La reconstrucción de la Selección, sin dudas, debe hacerse a partir de Lionel Messi. En eso estamos todos de acuerdo. El mejor del mundo debe ser entonces el mejor del mundo con la celeste y blanca. Y para eso hay que armar de una vez por todas un equipo que le permita sentirse cómodo, con jugadores que elaboren en serio y que le den la pelota en las zonas donde él debe marcar las diferencias y el desequilibrio.
Es evidente que esa tarea no es tan sencilla de lograr porque los últimos entrenadores no lo consiguieron y eso que probaron diferentes sistemas y opciones. En la última Copa América, ante la crisis de juego, hubo un pedido masivo de los hinchas para tratar de cambiar la historia: Javier Pastore. Y la elección masiva tiene, desde ya, una justificación futbolística, que está más allá de la intuición popular. El cordobés es hoy por hoy uno de los pocos que está en condiciones de generar un circuito de toque y asociarse con Messi.
La transferencia millonaria al Paris Saint-Germain es vista por muchos como un retroceso en la carrera del ex Huracán. Pero si bien es cierto que la Liga de Francia no está a la altura de las mejores de Europa (España, Inglaterra e Italia), el lugar que va a ocupar Pastore -figura estelar en uno de los clubes grandes- puede servir para consolidar a un futbolista que todavía está en una etapa de desarrollo. ¿Sería mejor que fuera al Barcelona o al Chelsea a ocupar un lugar secundario? Sobran los ejemplos de cracks argentinos que se pasan temporadas sin jugar por priorizar ligas y equipos en lugar de pensar en una carrera que no queme etapas de golpe.
No hay que olvidar un detalle importante: Pastore apenas tiene 22 años recién cumplidos...
Fuente: dodici
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